sunnudagur, september 11, 2005

De yeux, jeux et paroles

¿Sabes? Sí, soy Dios. Juego con tu destino y el mío, y con mis caprichos voy formando un hilo de casualidades y causalidades que nos unen para mirar el cielo boca abajo, o tomar el placer diluido en una taza de cafe negro. Uno sólo se atreve a ser libre cuando esta enamorado, o cuando está con niños pequeños. Tu sólo te atreves a mirarme a la luz de tu recuerdo, y me evitas de una manera tan sutil que me es imposible reclamar tu ausencia, o distinguirte a través de este olvido forzado y farsado, tan versado en la elegancia del amor y del ensueño. Por eso prefiero ser Dios, y jugar a encontrarte y no extrañarte, para poder tener los recuerdos robados de las ocasiones cuando, sin buscarnos, cumplimos con las formalidades del destino y nos saludamos.


(Porque, Horacio nunca comprendió a la Maga, que nadaba en ríos metafísicos y tenía el corazón lleno de caos y melancolía, de tardes de jazz y cigarros, y de ese olor a sexo y cabello que caracterizaba su amor. Alicia murió olvidada en su narcisismo en los bosques de Narnia, y la chica Renoir se convirtió en chica Almodóvar, versión de Amelie para quien sueña con una vela de cristal. La Maga, sin embargo, sigue fumando, y encontrando paraguas rotos bajo los puentes de la Rue Park..)

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