mánudagur, mars 16, 2009

Sandra en el Diván

Se recostó de nuevo sobre el diván. La sesión no había terminado, pero Andrei se había levantado por una llamada urgente de la secretaria, y ella se quedó sola por unos momentos en el enorme cuarto de consultas. Predominaba el café y el burgundy, los libreros de caoba obscuro y la alfombra, sillones y adornos del otro color creando una atmosfera muy señorial y elegante. Miró a la mesita que tenía frente a sus pies, la que la separaba de Andrei durante las consultas. Su bolsa estaba abierta, dejando entrever unos papeles de un volante que le habían pedido hacer. También había una caja de kleenex. Pensó en Marcos, y su hilo de pensamiento ya iba a adentrarse en las obscuras aguas por las cuales iba al psicólogo, pero un gato en la ventana la detuvo. Un gato en la ventana. Por la parte de afuera, sentadito, efigie egipcia, mirándola. Estaba por fuera del vidrio, eso sí, y sin embargo, la miraba con atención. Sandra se rascó la cabeza y peinó el cabello con una mano al mismo tiempo. ¿Por qué la miraba el gato? ¿Qué se le había perdido al gato? Andrei entró por la puerta, y el gato cambió de esa pose eterna a huir, dejando la ventana vacía. Andrei se aclaró la garganta y se sentó, apoyando sus codos en sus rodillas y reclinándose hacia enfrente, manos unidas y entrelazadas, cara consternada.

-“Sandra... acabo de recibir una llamada.”

La voz de Andrei se oía preocupada, y Sandra se sorprendió.

-“Ah! No hay problema, yo puedo esperar..”

-“Sandra, dime... hay algo que no me hayas dicho de lo que has hecho esta semana? Hoy?”

Sandra subió ligeramente su vista hacia la izquierda intentando recordar. Esta semana... esta semana... –“Salvo ir a trabajar al despacho no.”

-“Y no has visto a Marcos?”

-“No no... si él no quiere verme... yo esta semana he sido fuerte y no lo he buscado. Me he abstenido.”

-“Porque Marcos dice que te vio”

El corazón de Sandra latió más fuerte. –“¿Me vio? ¿En sueños? ¿En la calle? ¿Me buscó? ...” Andrei agitó la cabeza en un no casi imperceptible. “Significa que aun tiene sentimientos por mi?” se aventuró a sincerar Sandra.

“No Sandra.... parece que no es así.”

Andrei miraba seguido a la puerta y al reloj. Sus manos sudaban y el jugaba con ellas, aun en la posición anterior.

-“Andrei, tienes que decirme. ¡Tienes que! ¿Dónde me vio?”

-“¿De verdad que no lo recuerdas? ¿O me estas mintiendo? Tu sabes que como tu psicólogo, y como tu amigo, podrías contarme cualquier cosa...” Andrei hablaba rápidamente, consternado.

-“No Andrei, yo no lo vi. ¡Yo estoy intentando olvidarlo, y pues aun sueño con él, casi a diario, pero no le he marcado, no he pasado por su casa, no lo he visto en la oficina, no lo he buscado en el café de sus amigos...”

-“Yo se que has trabajado muy duro en eso Sandra, pero... la voz” La puerta se abrió y Andrei interrumpió su diálogo. Tres oficiales de policía entraron intempestivamente, pistola en mano, al despacho. El policía que entró primero la divisó y con una señal de cabeza le dio a entender a sus compañeros "ella"

-“Señorita Sandra Cisneros, haga el favor de ponerse de pie y acompañarnos.”

-“Pero.. ¿qué es esto? ¿Qué pasa aquí?” La voz de Sandra agitada, su mano en el cuello, los dedos ligeramente rozándolo, asustada.

-“Tiene derecho a permanecer callada,” el hombre avanzo hacia ella, bajando la pistola. Los otros dos aún le apuntaban. “Y a un abogado.” Ágilmente la tomó del hombro y la hizo darse la vuelta, jaló sus brazos inoperantes y le puso las esposas. “En caso de que no pueda costearse uno el estado le asignará uno a su caso.”

Sandra boquiabierta. –“¿Qué pasa? ¿Qué..?”

Andrei responde, lagrimas en los ojos -"Sandra, ¿porqué mataste a Lucía? ¡¿Por qué sandra?!"

 

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